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Con todos era una puta: conmigo una fortaleza impenetrable, tal vez por eso me seducía tanto, tal vez de ahí nació mi obsesión, por que desde un enfoque, digamos objetivo, no era precisamente una mujer espectacular, no tenia una belleza llamativa, mucho menos una personalidad impactante, solo tenia esa combinacion perfecta entre magia y naturaleza, era una persona de perfil bajo, reservada, incluso un tanto gris. ¿Cual era entonces la razón para haber convertido en el centro de mi atención a una joven que además de todo me rechazaba, menospreciaba y rehuía?. Si, sé que el amor se basa en la sin-razón y la falta de lógica: un absurdo total. Pero ¿Era amor lo que yo sentía?, ¿Amor o aferración irracional?. Como sea me había vuelto adicto a ella, a esa niña-mujer de veintidós años que además de todo conocía perfectamente lo que yo sentía por ella y perecía gozar con mi sufrimiento.

Era una mantis fascinada por devorar con sardónica lentitud al macho que la cortejaba: primero las extremidades inferiores, mas tarde las superiores, luego la cabeza y el tórax, para terminar por comerse a sorbitos la parte mas sensible y vulnerable: el cursi corazón enamorado.

Todos a mi alrededor me miraban con una mezcla de compasión e impaciencia. Los mios sentían al mismo tiempo lástima y enojo. Era yo un imbécil a los ojos de mis amigos (que nunca han sido muchos) que se dejaba pisotear por una tipa que no valía la pena. "A la chingada" era su frase mas recurrente. Para mis amigas (que eran menos aún) era yo un pelele sin pizca de amor propio al seguir aferrado en conquistar a una mujer desalmada. En fin, estaba convertido en el hazmerreir de la gente que me quería y mucho mas de la que no me quería.

Así pasaron tres, cuatro, siete meses sin que la situación cambiara ni un poquito. Algo en mi interior me decia que eventualmente se cansaría de su promiscuidad imparable. Y así fue, la niña en cuestión había perdido su frescura y su vocación sensual y pretendía ser una mujer madura. Así la cosa, una mañana la invite a desayunar y me revelo el cambio que decidió hacer en su vida:

-Estoy enamorada y esta vez va en serio...

Yo seguía mirándola como la mujer mas bella del universo y al escuchar esas palabras un rastro de ilusión brotó en mi de nuevo. ¿Al fin la vida me recompensaba?. Después de todo si en alguien podía confiar para pasar a su lado el resto de sus días era en mi. Quise decírselo... pero ella hablo primero.

-Conocía a Equis, me lo presento Fulana y estoy loca por el...

Escuchar ese nombre me hizo estremecer, las rodillas perdieron su fuerza y solté una risa muy idiota. Si en ese momento hubiera tenido un vaso de vidrio en mi mano, seguramente lo hubiera echo añicos, porvocando severas hemorragias. Y si sangré. Vaya que sangre. Solo que ella no se do cuenta o pretendió no hacerlo.

Jamas lo volví a intentar. ¿Que si la amo?. Creo que si. Por alguna razón que jamas podre explicar ese amor ha seguido vivo alimentandose de recuerdos, y su recuerdo me mantiene paradojicamente jovial. Nada mal para alguien con 1/4 de siglo a cuestas que sigue sin darse cuenta de que ya no es un chamaco-come-mocos...

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